Es en la guerra cuando más se aprecia el amor, pero no valen la pena las heridas. A veces creo que tú me sacrificas frente al enemigo para luego recogerme como a un héroe. No estoy segura si peleamos juntos o somos dos bandos separados por trincheras, no se si pretendes matarme o defenderme. Creo que es un poco de ambos.
En nuestra guerra de trincheras la cama es tierra de nadie, donde podemos descansar sin hacernos daño, pero nadie duerme. Yo tiemblo de miedo antes que amanezca, porque no sé si tendré que pelar o esconderme.
Enamorarte de quien cambia de verdugo a compañero. Enamorarte de la guerra. Enamorarte de la suerte.
Tengo que decirte que te amo profundamente y no me muevo de esta zanja; aunque dudo que valgan la pena mis heridas.