sábado, 14 de febrero de 2015

En la hora de la verdad solo hay una verdad que existe y una sola persona que habita en los pensamientos: tú.

miércoles, 4 de febrero de 2015

Ni amigos ni amantes

Hay voces que cantan en el pensamiento de aquellos que se encuentran, dicen que hay que buscar hasta perderse a uno mismo y solo entonces podrán ser libres para salir corriendo de donde aman sin estar enamorados. Por momentos uno se convierte en el trabajo en proceso de un artista, quien esculpe cuidadosamente la piel y cada grieta, se convierte en un maestro que dirige con las manos o los labios la voluntad del otro, con sus movimientos y sus goces. Vigilante, admirado y expectante, la obra de arte espera ser terminada para erguirse y saberse amada, llena de la entrega apasionada del ser que la ha imaginado... Digamos que cambian los papeles con el tiempo, que ese que acechaba se convierte en fácil presa, digamos que los caminos de los amantes son así de inciertos e invertidos, solo así habría entre ellos verdadero balance restaurando el universo su equilibrio. Ahora el norte mira desde el fondo cómo se agitan en las aguas los espíritus, cómo pelean los hombres en la tierra, cómo mueren de explosiones las estrellas.
Después la calma serena perdida en la noche.
Los amantes son así de fugaces cuando se encuentran de improviso, quizá retengan por unos días sus partículas vibrantes, pero perderán impulso a menos que se busquen. Se sorprenderán que al encontrarse ya lo han vivido todo y no hay más placer en lo pasado, querrán seguir.

Otras son las voces de los amigos, las que quieren tan solo descubrir la belleza que solos no podrían. Las que dictan que no se necesitan y siguen juntos para poder vivir, las que susurran que incondicionalmente habrá alguien pensando en aquel perdido o desamparado. Las que callan cuando ríen, las que lloran cuando ríen, porque eso hacen los amigos: ríen a toda costa.

De los dos, ninguno te asemeja. No eres ni mi artista ni mi presa, no eres tampoco los ojos que me indican lo bello de la vida. Si quieres retenerme busca un apelativo, pero ya no acepto seguir siendo lo que no puede ser nombrado.

Nombrame y seré tuya...