martes, 23 de febrero de 2016

Estamos en blanco

Me gustas, sin que eso represente una amenaza. Me gustas, además, porque no siento miedo, ni ansiedad, ni vértigo. Cuando estoy contigo, estamos, somos, y sobre todo coincidimos. Mi parte favorita es que todavía eres una hoja en blanco, todo lo que somos juntos está en el futuro, en realidad no somos nada más que lo que podemos ser, o podríamos...

No soy ingenua, sé que tienes pasado, que has llorado y aprendido, que probablemente puedas mentirme, sé que has amado, quizá perdido también, pero cuando estamos juntos lo único que veo en ti es un lienzo vacío, y no espero ser yo la que pinte, pero me agrada la tranquilidad de saber que cualquier cosa puede ser escrita. Eres el potencial del infinito, la promesa, la idea... más bien la inspiración que antecede a la idea. 

Pero no te confundas, no me vendo, no soy una imagen proyectada ni una construcción discursiva; solo soy lo que fui y lo que voy a ser. No puedo ser la mejor para ti, ni pretenderlo. Mírame, estoy desnuda todo el tiempo, solo es cuestión de saber hacia dónde mirar, o escuchar lo más vital de mi cuerpo, hacia el corazón. 

Sino no quieres ser lo que veo en ti, sino quieres ver lo que soy, seremos por separado como hasta ahora. No tengo miedo del futuro, ni de comenzar una nueva frase, únicamente temo dejarla inconclusa.