domingo, 13 de octubre de 2013

Me gustas de almohada... y "las almohadas pesan porque se quedan los sueños atrapados":

Como te iba diciendo, y ahora sin que me escuches, tengo un miedo horrible de verme o de oírme o de entregarme. Y es que desde que descubrí que puedo estar feliz conmigo misma, sin que nadie me de seguridad, me haga reír o me distraiga, descubrí también que es más fácil estar sola. La verdad nadie es capaz de darme esas cosas, solo son deseos, que poco a poco generan desilusiones o tristezas.

No sabes el miedo de volver a ser frágil ante alguien sabiendo que puedo ser fuerte para mi misma. No me has pedido nada, pero solo pensar que alguien me pregunte quién soy me aterra. Es pánico escénico, más o menos.

Este lugar es mío, aunque lo vean es mío. Son como esos orgasmos de mujeres grabados, nadie más los siente más que ellas. Nadie más me siente. Quizá algún día.

De los placeres más hermosos que hay en mi vida, tengo que decir que está dormir con alguien. Solo dormir porque es no hablar y seguir siendo, puedo ser yo sin darte terrero. No es lo mismo entregarte, no. El miedo  no deja dormir con alguien a quien le haya dado más que la respiración.

Los otros placeres no tienen que ver contigo, ni con nadie. Suceden estando sola como tomar vino, bailar, leer y de los que no puedo decir tanto...

Pero sí... como te iba diciendo antes de decir mucho y entrar en pánico. Me voy corriendo antes de poder compartir más que el aire cuando duermes. Dormimos...

jueves, 10 de octubre de 2013

Es cierto

Benedetti tiene razón en decir que es una lástima que no estés cuando miro el reloj y son las cuatro, las cinco... las seis; cuando pasa el tiempo cotidiano, con las cosas corrientes de todos los días. Él sabe que la verdadera añoranza es por pasar la vida aburrida junto a alguien, lo otro es pasajero. En momentos espléndidos solo los enamorados se recuerdan, los que buscan recuerdos perfectos, aventuras, historias, y a fin de cuentas después de un tiempo se olvidan; nosotros buscábamos vida, por eso es una pena que no veas cómo escribo y tomo café, o cómo las cuentas no me salen a veces y me desespero. Días en que no pasa nada pero pasan sin que pueda distraerme de no hacer nada y seguir haciendo lo de siempre.

Es cierto que hemos cambiado, que tenemos cosas nuevas, trabajos y amigos nuevos. Es cierto que ya no imaginamos encontrarnos ni sentimos celos del otro. También es cierto que somos mejores o peores, más fuertes o más libres. Pero también es cierto que los días pasan de uno en uno y que si los separamos seguimos siendo los mismos. Es cierto que no queremos contarnos lo más importante pero también es cierto que cuando nada pasa y solo miramos por la ventana nos recordamos.

En suma no ha cambiado nada mas que estar más solos cuando no estamos acompañados.