lunes, 7 de julio de 2014
En la estación
Hay que ser puntuales en la vida, llegar justo para volver a partir y viceversa. Así se avanza, a tramos precisos, abordando el tiempo como a un vagón. Llegar temprano no presionará al tren, terminaremos empujándolo y rompiéndonos la espalda sin moverlo, hay que subirse a tiempo y partiremos sin prisas. Pero llegar tarde a la estación es aun peor, porque podremos llorarle a las vías todo lo que queramos, pero nos quedaremos solos esperando que regrese algo que jamás avanza hacia atrás, el tiempo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Qué cierto :)
ResponderEliminarAunque el tren contiene una inercia aparentemente imparable, eventualmente lo hará porque es comandado por un humano que al final de cuentas siente. Es cuestión de que el individuo demorado y dolido actúe con enfoque, y transparencia, pensando con claridad para usar el medio que lo lleve a la siguiente estación aunque exista la probabilidad de que no llegue o simplemente no lo dejen abordar.
ResponderEliminarEnamorado de la estela que se dibuja y se pierde...
ResponderEliminar