Hoy por la mañana me han pasado la noticia de la muerte de Maya y me dejó un vacío en el estómago. Maya Plisetskaya era LA BAILARINA que veía en los videos de funciones, entrevistas y ensayos, fue la primera persona que admiré en la vida real, más allá de mis novelas y cuentos.
Maya fue una de las razones por las que quise ser bailarina, porque quería ser como ella. Pensaba que algún día sería famosa y excéntrica, que podría bailar como nadie en el mundo y ser libre. Quería ante todo ser libre como ella. Cuando Maya bailaba parecía que no había nada más sucediendo en ningún lado más que su danza, cuando bailaba parecía que moría y de alguna manera sí lo hacía, un poco cada vez, hasta que finalmente se fue de este mundo, así, bailando hasta no tener más que decir.
Pensaba que por lo menos tenía que saber interpretar así como ella. Entonces empecé a tratar de ser en el escenario aquello que yo quisiera, convertirme en música o en un papel determinado; y así, creo que se traspasó a mi vida más allá de las bambalinas.
Y ahora Maya se murió, y con ella sentí que se murió mi sueño y mi posibilidad de ser bailarina, ya no podré ser como ella nunca. Ya no podré ser famosa ni morir entregándome poco a poco en cada momento suspendido. Aunque así fuera, comprendí algo: amar es darlo todo hasta que el tiempo no parezca transcurrir.
Este blog así se llama, "En un suspenso del tiempo", porque ahora entiendo cómo quiero vivir siempre. Suspendida del momento, después del cual todo puede acabar porque he vivido la eternidad en un solo instante.
Descanse en paz y GRACIAS
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