Existen todo tipo de augurios que
malignamente solo vemos hasta que lo que predecían nos acontece; justo ese
momento en el que lo vemos todo tan claro y comenzamos a descubrir los indicios
de cómo ciertos pormenores y detalles insignificantes que la memoria nos trae a
la vista para hacernos sentir como completos ingenuos sin experiencia, ya nos
anunciaban un cambio.
Una cosa es que la imaginación
haya creado tantas y tantas variantes del futuro y en un momento contenido por
la respiración expectante se derrumben haciendo que la sensación de que el peso
nos sofoca sea lo único que sentimos en el cuerpo, y otra muy diferente es el
palpitar de todo el ambiente al ir revisando en las filminas lo obvio de la
situación y el dolor que no lastima
porque no se sabe de donde viene y que nos pone en una sensación de estar
parados en el espacio exterior. Una cosa es una cosa y la otra otra, pero ambas
suelen ser las que me dan la perspectiva. Al final solo me alegro de seguir
siendo yo y de no haberme perdido en el infinito.
Éramos una coreografía que salía
alimentada por la iluminación divina y por la iluminación terrestre y también
predijo su propio desenlace. Pero no lo vi hasta que lo vi y ya era demasiado
tarde, aunque me pregunto qué hubiera hecho y si solo me hubiera anticipado con
el miedo, que es peor a veces.. no es lo mismo fallecer de pronto que conocer el
momento. No pudo haber sido más perfecto ni devastador de lo que ya fue, ni
tampoco de otra manera.
Cuando uno sale librado de una
tempestad todo lo que le queda es uno mismo y lo más preciado también; no iría
por ahí compartiendo lo que se me quitó al que lo hizo y si lo pregunta dan
ganas de salir corriendo para evitar la humillación. Hay quienes se alimentan
del amor ajeno, yo también pero no cuando no lo quiero.
Vamos a luchar doblemente ahora
por no querer lo que nos empuja y por acercarnos a querer eso mismo; digamos
que vamos a luchar por querer sin querer demasiado.
El diablo sabra que es lo que traman!
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