¿Cuál
es el problema actual de la libertad humana?
Parece que con tanto desarrollo, la
famosa “sociedad de la información” nos ha llevado a la completa banalización y
empobrecimiento de los principales valores y conceptos que en su esencia debían
fundamentar nuestra vida. Lo inmediato a nosotros y cercano que se encuentra el
conocimiento propicia el poco empeño que ponemos para emprender la búsqueda a
profundidad de respuestas que ahora, pueden aparecer de pronto al hacer “click”
en buscar. La voluntad se torna innecesaria. Al “hombre light” como lo llama
Enrique Rojas[1]
se le ha olvidado de donde viene y a donde va, y se ha hipnotizado en una
vitrina de aparador. “Se fue a encontrarse a sí mismo y se perdió en el mundo
de la moda” diría Jostein Gaarder. ¿Y cuál es la consecuencia de perder la
conciencia de sí mismo y toda pretensión de trascender? ¿En dónde queda el
hombre? ¿En donde queda el ser de ese
hombre?
Si el hombre es libre porque es
hombre o si la libertad crea al hombre, el problema es el mismo si se pierde la
esencia de lo que es. No podremos
construirnos ni crear voluntariamente la realidad, quedamos a expensas de los intereses
que hemos construido y que ahora nos sobrepasan y lo que es peor, fuera de la
consciencia; y como decía mi abuelo “La
consciencia es la que rige los destinos de la humanidad”.
Libertad es una virtud del ser. Para Heidegger el ser no simplemente es lo presente e
inmóvil, es un poder ser, y el lugar en donde el ser “puede ser” es en el
mundo. La idea de que el hombre está en un mundo de objetos y de otros seres
que definen al ser pero que a su vez
necesitan de este para desarrollarse
y alcanzar la existencia o bien su trascendencia, ya es en sí una definición de
libertad. La libertad es poder, y se da dentro de límites que lo hacen posible,
como el tiempo y el mundo.
Para el materialismo histórico, la
libertad es el reconocimiento de la necesidad y la superación de esa necesidad.
La libertad es la conciencia de la necesidad.[2]
Aunque de esta manera, me parece que la libertad queda determinada por el
desarrollo histórico o por las circunstancias, es decir, que el ser solo puede
desarrollarse a sí mismo en su libertad de una sola manera correspondiente y no
como una posibilidad de ser proyecto.
Hay mucho de se ha dicho de la
libertad y aun así el problema persiste. ¿Será que olvidamos pensar en aquello
que nos orienta a actuar o que nuestro sistema de pensamiento no superó la
globalización ni el economicismo?
“Los
problemas morales subsisten siempre, aunque sean diferentes, según los
diferentes niveles. En el bloque oriental proceden de la coacción y la falta de
libertad personal. En los países occidentales de la sociedad del bienestar, de
la elevación a “virtud” del egoísmo consumidor (…) y de la pérdida de sentido
de la vida”[3]
La cuestión es adueñarnos de nuestra conciencia para regir(nos) y regir al
mundo. Habrá que comprender el problema de la libertad para comprender nuestro
propio ser histórico y libre, la libertad no nos sirve para indignarnos sino
para sabernos dignos una vez más dentro de un mundo que nosotros aprehendemos y
en el que somos.
El
sitio de la libertad
Me parece que por medio del devenir
dialéctico, ya sea idealista o materialista, caemos en una totalidad rígida que
no permite un ser más allá de su propia superación; y cómo podemos justificar
que ese Espíritu Absoluto es la plenitud en la trascendencia del ser humano sin
dejar a un lado su individualidad. El hombre es la justificación de sí mismo y
de sus posibilidades derivan también sus responsabilidades.
¿En qué sitio ubicar la libertad humana
para permitir el desarrollo de la misma sin que quede subordinada a la
estructura? Se me ocurre (con todos los años de estudio que me faltan y las
desventajas que eso representa) que la libertad del hombre debe estar sobre los
cimientos del todo, pero una libertad absoluta que no contenga la conciencia de
la necesidad, ya que la conciencia solo la puede aportar el ser humano. La libertad
es un medio en el que todo sucede, es puro “poder ser” y en donde el hombre se inserta
de manera que puede asimilar su condición y aceptar su libertad, es decir,
entender que es libre y a la vez que no es libre de no serlo. El punto de
partida del hombre es una opción y su
responsabilidad es educarse en su libertad desde su propia “naturaleza humana”.
El resultado de ser en la libertad,
cuando la opción de poder sea justificada no por la libertad
sino por el ser, será la moral. La
moral será el desarrollo de la libertad interiorizada
en el hombre y exteriorizada por
sus actos, que no dependerá de la naturaleza ni será su justificación sino que
creará el entendimiento del hombre acerca de su entorno; es decir, le dará una
ideología.
Al estar el ser dentro de la libertad y al mismo tiempo desarrollando su
existencia. (“La esencia del hombre es su
existencia”[4]),
se originará el individuo y solo a raíz de este se creará la sociedad.
Este desarrollo estará sostenido
por interrelaciones estructurales de correspondencia en donde la sociedad
corresponde al individuo, a la ideología, a la moral y por supuesto a la
libertad. No es un desarrollo lineal ni excluyente, pero se permite un sistema
social que no niegue, por el desarrollo y las relaciones de estructura, la
naturaleza humana; que no niegue la individualidad y que sobre todo no
subordine a la moral en función de la sociedad. la libertad plena se da en el
ser y a través de él como una opción y la posibilidad de poder ser, siempre en
función de sí mismo. Los actos no serán “buenos” o “malos” porque la moral o el
derecho lo dictan, serán actos que desarrollen libremente el ser.
Bibliografía
A. F. Shishkin. Ética Marxista. Grijalbo. México: 1966
Fernández del
Riesgo, Manuel. La Ética y el marxismo. Revista española de
investigaciones sociológicas, ISSN 0210-5233, Nº 2, 1978 , págs. 87-114
Rojas Osorio, Carlos. La
Educación Moral. Inter-Ethica. Recuperado de http://ponce.inter.edu/nhp/contents/Inter_Ethica/pdf/educacion_moral.pdf
De Gasperín Gasperín, Rafael. La
dignidad de la persona humana. Ponencia leída en el Primer Simposium
Internacional de Ética en Instituciones de Salud Monterrey, Nuevo León. Mayo 2006.
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