"El error no es ceguera, el error es cobardía" Nietzsche
Esta es la primera botella que echo al aire para que la encuentres, después
de tantos años. Por fin puedo ver claramente, buscar mi objetivo, disfrutar el
camino; tengo que decirte que por mucho tiempo tuve un velo que me cegaba, sin
darme cuenta, pensé que era ya parte de mi personalidad, pero ya no era ni
remotamente la mujer que habías conocido, me perdí y cambié, ni siquiera
hubieras reconocido en lo que me había convertido. Quiero que sepas que no he
conocido a nadie que tenga tu capacidad de comprender y adentrarse en una idea,
hasta sentirla y hacerla suya. Nadie que logre sentir un pensamiento. Comencé a
perderme cuando más nos acercamos y terminé de caer hasta hace unos meses, fue
un largo descenso. Ya no estás y no sé dónde buscarte, porque no estás en este
mundo, no en el mismo donde yo habito, pero quiero que sepas que extraño a ese
amigo que fuiste, incondicional, más allá de las fronteras de la razón humana,
más allá de tu propio dolor. Por todas las cosas buenas y malas que he
hecho, ya las he pagado, y si me tocó enfermar fue solamente una coincidencia
de la vida, pero ya estoy lúcida y clara, estoy feliz. Ojalá que recuerdes lo
bueno y olvides lo malo, no soy un ser humano con maldad, y verdaderamente te
he extrañado y querido. Ojalá que accedas a ese lugar que descubrí un día
contigo, pero esta vez lleves no solo a una amiga, sino a la persona que tenga
la llave para quedarse ahí por toda la vida, ese lugar que no es ningún lugar.
Te quiero tan sinceramente que no habría posibilidad de hacerlo más. Ojalá
encuentres y reconozcas mis palabras.
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