domingo, 11 de enero de 2015

Pocas palabras

Poco es decir que las palabras no describen por completo un sentimiento, aunque sea cierto, pero no es por la limitante de letras, o por falta de vocabulario. Los idiomas juntos encierran el infinito de las posibles ideas, frases de amor, despedidas, cartas, diálogos, pero lo cierto es que no bastan. El infinito no basta. Los sentimientos son como las recetas de cocina, siempre nuevas, un poco distintas, añadimos más de alguno u otro ingrediente, sentimos una mezcla de las situaciones, las personalidades y las circunstancias, nunca es exactamente alegría o definitivamente tristeza. Te puedo decir que fluctúo entre los sentimientos tanto como son consecuencia de mi tiempo, hay amor de hoy a los 26 años a las 5 de la tarde y es distinto del amor de ayer a los 15. La tristeza acostumbrada a la soledad, con una pizca de derrota, un toque de nostalgia acompañada de esperanza, es necesariamente incomparable a la tristeza desolada, aburrida o caprichosa de alguien por ahí es este instante. Todo cambia, aun así funciona, se siente y se nombra con la misma palabra de siempre, basta con que se asemeje, con que algo duela, con que nos explique aquello que sentimos y ayude a reaccionar conforme lo convenido a dichas situaciones.
Pero tengo que confesarte que las palabras no son mi mayor problema, la verdad no salen de mi tan fácilmente ni las más sencillas que ayuden a ordenar la sopa de mis entrañas; las siento, no lo niego, pero no entiendo cual corresponde a qué vocablo, a qué frase, a qué sentimiento. Nunca he sido muy brillante y si trato de hablar lo que se siente, no podría ser más tonta, incongruente, insegura, y finalmente imprecisa.
Déjame ser una montaña, donde pasa el viento, donde las flores “son” y no se dicen; escucha las notas jugar una tras otra, en una fuga, en un adagio, en un silencio. Es preciso que me dejes cerrar los ojos, acariciar el cuerpo pero tocar más allá de lo tangible. También es necesario inventar nuevos idiomas, por ejemplo hablar en música, llorar en cama, oler el placer, en fin… las palabras no me salen, las palabras no se usarlas, las palabras no coinciden nunca con lo que estoy viviendo.  

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