martes, 13 de enero de 2015

Un día y otro: hoy

Hoy no hay en donde dejar el cuerpo, nada es mío ni me pertenece. Hoy es aquel día en que el dolor es más intenso que la vergüenza, hoy no logro que el tiempo pase. Diría que es aquel día en que uno despierta después de haber naufragado y perdido todo, pero aun no se sabe cuánto. El silencio de la calma es engañoso, solo un mareo en la cabeza, un dolor punzante en el estómago. Es hambre. Ya lo sabía, lo supe desde hace tanto tiempo, me aferré a la caridad de tus palabras, a las miserias del cariño, al miedo a caminar, al refugio falso. No es amor lo que perdí, tampoco lo sentía desde hace tanto, perdí el piso, la visión, la dignidad, la belleza compartida. No es que quiera más de ese pasado injusto, de esa entrega tímida llena de esperanza, pero hoy, no logro ver más lejos, no quiero mover el cuerpo que sigue andando para todos lados, no quiero ni siquiera respirar aire ajeno, que no es mío. Todo este maldito mundo es de alguien más, de aquél capaz de contenerlo y dominarlo. Hoy francamente estoy rendida. 

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